Ubicado en Cuatro Caminos, Madrid, este proyecto representa la perfecta fusión entre la elegancia y la antigüedad y la pureza del diseño moderno. La intervención busca conservar la esencia clásica del espacio, incorporando detalles contemporáneos que realzan su carácter y luminosidad. Los tonos blancos predominan, aportando una sensación de amplitud y limpieza, mientras los colores claros permiten que la luz natural se desplace libremente por todo el piso.

El mobiliario en tonos beige, junto con sutiles acentos en azul, aporta equilibrio y contraste, generando una atmósfera serena y sofisticada. La cocina, sencilla pero refinada, combina materiales tradicionales con acabados modernos, creando un espacio funcional que mantiene su encanto histórico.

Cada rincón de este proyecto ha sido pensando para reflejar la elegancia del pasado y la frescura del presente, logrando un equilibrio visual que convierte el hogar en una experiencia estética única. Un espacio donde el tiempo dialoga con el diseño, y donde la historia y la modernidad conviven en perfecta armonía.